sábado, 30 de mayo de 2009

Un viaje. Encuentros en textos

El 12 de mayo 2009, me tomé un vuelo de Santiago a Arica, Chile. De allí tomé bus tras bus tras bus hasta que llegué a Bogotá, Colombia el 18 de Mayo, el día de cumpleaños de un amigo muy querido.

En esos 6 días, fui de Arica a Tacna, Perú; Tacna a Lima; Lima a Tumbes; Tumbes a Huaquillas, Ecuador; Huaquillas a Quito; Quito a Tulcán; Tulcán a Ipiales, Colombia; y finalmente de Ipiales a Bogotá. En Quito subí en el bus a las 4 de la mañana el 17 de mayo; de allí a Bogota me demoré 29 horas en seguidas (bus a taxi, taxi a bus, bus a taxi, taxi a casa) para llegar a mi destino a tiempo. Qué recorrido.

Pasé casi dos semanas enteras explorando Bogotá y conocer a la familia y los amigos del amigo mío. Como no me gusta sacar fotos, coleccioné textos, libros, tomé apuntes, etc. para servir de recuerdos de mi viaje. Aquí están unos ejemplos.

De un librito que me pasaron unos testigos de Jehová en una plaza en Quito, Ecuador.

Un texto de la presentación de tesis de una alumna de la Universidad de los Andes, Bogotá, Colombia.

Un poema escrito por Miguel Ángel, un alumno de una escuela de poesía en Bogotá. También hizo mi retrato y me lo regaló gratis.

Uno de 20 textos impresos sobre 9000 papeles que yo ayudé a arrugar para la tesis de María Angélica Madero Gómez. Ver link www.lapersuasion.com.

Mañana me voy a Lima, Perú, con la idea de deambular arbitrariamente hasta llegar a Arica, Chile, de nuevo, el 15 de junio. Quiero pasar por pueblitos y parques nacionales para recuperar de mi estadía en Bogotá, cuya contaminación me irritó la garganta y nubló mi mente.

martes, 26 de mayo de 2009

La puerta. Apropiada.

Después de un tiempo de reflexión, unas ideas se me han ocurrido:

-Pintar un “cut-out” frente o al lado de la puerta original; como si la puerta fuera sacado de algo genérico, un pedazo de "género" que es la paréd en cual se encuentra- para que no sea tan especial, para perder su independencia, para decir "YO te saqué de la paréd- existes gracias a mí".

-Rayar la puerta (con “NO RAYAR”) y después tocar al timbre y ofrecer mis servicios al Señor de 175 Almte Montt- para pintarla amarilla purísima de nuevo. Esto será para hacer parte del fenómeno mágico de la puerta- que es su capacidad de recuperación tras un evento dañoso, hacerse rayado.

-O bien, pedir permisión al Señor de la Puerta por si me permitiría pintar su puerta en amarillo que cambia con cada capa a otro color.

Esta última idea me parece lo mejor por las siguientes razones:

-cambiar el color me liberará de su condición de ser “mi” puerta amarilla- no va a ser amarilla- va a ser un producto de deseo mío;

-hacerlo en muchas capas refuerza la onda de pacienc

ia de la puerta y su inmortalidad, que sea amarilla u otro color;

-pintarla para mí será adoptándola- mi trabajo personal será

la puerta y de allí querré protegerla igual que el Señor;

-yo soy pintora más que nada. Pintar es mi manera de liberarme

y apropiarme de la obra que se manifiesta a través mi ser.

Allí está! Ahora, el hacer...

martes, 5 de mayo de 2009

El señor de 175 Almirante Montt

Hoy día me senté en la calle Beethoven, la cual me daba visión de la puerta. Meditaba sobre la puerta y cuáles intervenciones se puede realizar allí cuando salió un hombre mayor de la puerta; era un viejo alto pero encorvado en un traje y zapatos grandes de color café, pelo blanco y un andar añoso, pausado. Yo creo que fue él el hombre que vi hace muchas semanas pintando la puerta con tanta paciencia; es de la misma onda que la puerta. No pude resistir: seguí el hombre. Pero calculé mal lo rápido (lento) que estaba caminando- yo, andando lo más lento que podía, lo adelanté dentro de 20 segundos. También, por no saber qué decir ni cómo explicarme, dejé pasar la oportunidad de hablar con el dueño (o tal vez papá del dueño/a) de la puerta- aunque de veras yo no tenga ni idea qué podría decir sin que me parecza loquita...

El arte es cagarse de frío: el "Señor Puntángeles"

Un día jueves, voy a la sala de exposición Puntángeles ubicada en la Plaza Bellavista en el centro de Valparaíso para hablar y aprender de la vida y del arte del señor Puntángeles. Al acercarme de mi destinación veo que él está a fuera; Salí a ver el señor Sol, me dice. Nos quedamos a fuera un rato a charlar del tiempo (frío) y de su salud (estaba muy resfriado la semana anterior).

De repente pasa un hombre mayor con una escultura de madera en la mano. Es artista también, muy buen artista. El señor Puntángeles y el artista se ponen a hablar del tiempo (frío), de su salud (ambos prefieren remedios naturales), y del arte (es mucho trabajo). El artista, Oscar Montory (ver http://puertomontt.blogspot.com/- Febrero 4 2007 casi al final de la página), está en camino a Viña del Mar para entregar una propuesta a la municipalidad. Los hombres discuten la propuesta, la escultura que lleva el artista y también el valor y la utilidad de una cierta hacha Mapuche (¿toki, machihue?) que ambos tienen en casa pero no saben utilizar. Hablan un rato más y ahí se despide Oscar. El señor Puntángeles y yo bajamos la escalera que llega a su lugar de trabajo, un sótano transformado en sala de arte. En estos minutos de discusión rápida he aprendido muchísimo. Casi no tengo que seguir con mi entrevista porque el señor Puntángeles ya había discutido todos los temas que yo iba a abordar con él. Casi, pero no enteramente; entonces, sigo.

Me sorprende lo fácil que es hablar con el señor (que se llama Reinaldo Aranda-Nuñoz). Está completamente dispuesto a hablar de cualquier cosa que le viene a la mente. Como "introducción a la entrevista", me habla de la muelle Bellavista y su club de yacht ya desaparecidos, los buques antiguos, la importación-exportación de frutas y verduras en Valpo, la taquigrafía versus dactilografía, la matanza de chanchos y vacas y también de su vida e historia personal. Lleva 45 años en Valparaíso- pero originalmente es de La Ligua. Su papá trabajaba en los ferrocarriles llevando vacas y su hermano era militar pero murió en 1964 a los 19 años en un accidente de camión. Habla cariñosamente de éste como su mejor amigo, su compadre.

Por los que no lo conocen, el señor Reinaldo tiene una cara muy expresiva, simpática y accesible que refleja bien su carácter. Por los que tienen la buena suerte de conocerlo, saben que es un hombre muy sincero y una fuente indispensable de información de todo tipo. Ha trabajado en la sala Puntángeles desde su inauguración en 2003 y ha presentado más que 45 exposiciones en este tiempo. Él trabaja 9 horas al día, 5 veces la semana, en la sala de arte. Soy un trabajador, me dijo, humilde, cuando le pedí la entrevista. Le sorprende todavía que yo pienso que él tiene algo válido que decir cuanto al arte.

Como llegué a la entrevista sin grabador, con sólo papel y lápiz en la mano, escribo palabra por palabra solamente algunas frases claves junto con unos apuntes míos para dar más explicaciones. Aquí están unas frases del señor Reinaldo; lo dejo a ustedes armar su propia imagen de la entrevista.

El arte ¿Qué es el arte? El arte es cagarse de frío. Es muy amplio. Es un trabajo. La gente viene de arte… Arte como oficio es despertar en si mismo la creatividad. Arte es un pequeño aparte de la cultura en general. El arte es vida. ¿Es vida o es vivir? No...Es vida.

Las exposiciones Me interesa lo que pasa por acá. Llega gente de todo tipo… gente que entiende el arte y otros tipos que no… …Explico de qué se trata… Le gusta o no le gusta. La mayoría de los temas son de acá. …[Se tiene que mirar exposiciones de extranjeros] con ojos culturales, por decirlo ojos educados. Estamos viendo otra cultura.

Los artistas Los artistas ven arte en todas partes. Tengo muy buenas relaciones con los artistas. A veces [los artistas] son muy…poco flexibles. …[me molesta cuando los artistas] llegan atrasados...Trato de nunca trabajar el día de inauguración.

Sobre él mismo Me doy ese lujo [de ser la cara de la Universidad de Playa Ancha]. No soy una persona ignorante. No soy una persona limitada. Tengo ojo de arte. ¡Tengo todo el tiempo del mundo! Salgo de la entrevista con la mente llena de información, conceptos e ideas. Le sugiero a todos pasar por la sala Puntángeles y darse al menos media hora para conversar con el señor Reinaldo.

"Es una puerta..."- ¿Por qué esta puerta?

Salí con un compañero a sacar fotos de la Puerta. Cuando llegamos a mi monumento fantástico, él me miró, confuso: “Es una puerta…” dijo él, como si yo fuera loca por elegir un lugar tan banal como éste... o quizás me equivoqué de lugar.

Sí, es una puerta, una puerta cualquiera tal vez para los que no la conocen. Yo conozco la puerta, ambos apellidos y su plato favorito. No sé su fecha de nacimiento ni cuántos hermanos tiene pero poco a poco nos vamos conociendo mejor.

Esta puerta me llamó la atención hace unas semanas cuando la vi en un momento muy vulnerable; el dueño de la puerta la estaba pintando amarillo. Amarillo sobre amarillo sobre rosada sobre más amarillo. Se nota por las manchas en el suelo que hubo en tiempo en cual la puerta era rosada. Un color rosado feo. Ahora la puerta recibe cada mes, semana, no sé, el equivalente metálico de un tratamiento de spa; otra capa de amarillo puro.

Usualmente una puerta pintada me parecería normal, banal, nada especial. Pero esta puerta es una excepción por su ubicación: Valparaíso. Aunque esté en camino al cerro turístico (un lugar más “limpio” -para no ofender los turistas), está todavía en una ciudad en cual todas superficies están utilizadas para el graffiti, murales, rayas, firmas, etc.

Un día vi al señor de 175 Almirante Montt pintando la puerta. Yo creo que alguien había rayado la puerta y él estaba cubriendo la evidencia; porque llegué cuando él tenía la mitad pintado y yo vi que estaba pintando amarillo sobre amarillo.

Pintó con una paciencia casi tangible. Irradiaba paciencia. Tenía mucho respeto es este momento por este hombre que era tan meticuloso que pintaba amarillo sobre amarillo para cubrir una rayas que supongo que estaban allí.

Día tras día, observé e inspeccioné la puerta para ver si alguien la había ofendido con más graffiti: no, siguió brillar su amarillo claro y puro. Después de unas semanas desarrollé una fascinación por la puerta porque nunca más la vi con ninguna raya. Puede ser que había aparecido algo y el Señor 175 lo cubrió al tiro y no lo vi; pero prefiero la teoría mía –la puerta con sus mil capas de amarillo transmite una suplicación silenciosa de no la tocar y una promesa de nunca rendirse a los delincuentes que le faltan respeto.

La puerta en fotos

Bajando Almirante Montt

Subiendo Almirante Montt

Perspectivas

Close-up

lunes, 4 de mayo de 2009

La puerta: una descripción

Bajando la calle Almirante Montt hay una puerta al lado derecho, el lado “norte”. Es una puerta de garaje de planchas metálicas pintadas de color amarillo claro junto con una puerta de casa (del mismo color) a su lado izquierdo con el número 175 en la parte central más arriba en la puerta.

Se ve la puerta desde la puerta de 235 Almirante Montt (arriba) y hasta la esquina donde se juntan las calles Almirante Montt y Wagner (a bajo), unos 80-90 metros antes de la Plaza Aníbal Pinto.

En esta pequeña sección de la calle donde está ubicada la puerta se escucha muchos bocinazos de los colectivos avisando su acercamiento a los perros o seres humanos que se encuentran peligrosamente en la calle; se escucha muchos derrapes de los neumáticos de los autos tratando de subir la calle empinada; a la hora del almuerzo se escucha voces de niños saliendo de su colegio en la calle Beethoven; y en la tarde se escucha los gritos de instructor de aeróbica del gimnasio Valparaíso Wellness.

La mayoría de la caca de perro está del lado sur-oeste de la calle a unos 50 metros de la puerta, entonces el olor es más o menos agradable, neutro.

Como la subida Almirante Montt llega a los cerros Concepción y Alegre, los cerros más turísticos de todo Valparaíso, mucho del tráfico peatonal consiste de turistas y se nota por sus mochilas de camping y juegos de maletas con ruedas. O bien son estudiantes (más mochilas), artistas visuales y músicos (o al menos andan con atriles, lápices y instrumentos musicales en mano), o trabajadores- aunque ningún entre ellos (salvo los basureros) parece trabajador manual. Es decir que casi todos que pasan al lado de la puerta -pero siempre sin mirarla- son los de clase mediana o alta o son extranjeros.

Yo soy extranjera; yo ando con materiales de arte en la mano, botella de agua sin gas en la mano y zapatos Viking aunque sea mayo; yo miré la puerta.